lunes, 19 de noviembre de 2012

PICNIC BUENOS AIRES - Los Campos Magnéticos





Llego sobre el pucho, justo antes de que la banda arranque, y me encuentro con un crisol de espectadores de lo más ecléctico que cumplió a rajatablas con la consiga y el espacio frente al escenario está cubierto de manteles, termos, mates y panes integrales rellenos, veggies y modernos.

Enseguida me sumerjo en el ritmo cándido que Nacho, Alvy y Rubin idearon al traducir al argentino (sí, digo argentino y no español para darle el valor merecido a esta versión de la banda neoyorquina, que no se permitió pasar por alto el humor característico de Merrit y tituló El Galán de la Paternal a The Luckiest Guy On The Lower East Side) y entro sin más en sintonía y lo disfruto.

Recién cuando el vuelo de un pájaro cruza mi cabeza caigo en la cuenta: estamos al aire libre! Música al aire libre en plena ciudad. No están las luces de la noche, ni los ruidos ensordecedores de los miles de coches atorados en todas las calles de esta ciudad de la furia. Tampoco están los bocinazos de los bondis persiguiéndose a toda velocidad, repitiendo sus circuitos monótonos y eternos.

Se palpita la ciudad, pero desde la calma. Desde una ventana recortada en plena avenida, una salida de emergencia verde (bien verde, y bien pura) impuesta, forzosamente encajada en plena avenida Las Heras.

Bienvenido el lado B de la música al lado B de la ciudad. 

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