domingo, 3 de marzo de 2013

Un patio para pasar el rato - Sheldon



Tenía plena intención de ir a ver las estrellas, en el sentido más literal y astronómico. Pero al parecer ya vivo en ellas, o ellas en mi cabeza, y confundí los días y horarios y no hubo telescopios ni nebulosas astrales para mí por hoy.

Pero sabio y certero es el dicho que enseña que no hay mal que por bien no venga, y así fue que para amenizar las vueltas de las agujas del reloj me decido por birra helada + porción de fritas en un patiecito, hermano de nuestra predilecta terraza. Pero la familia extiende nuevos lazos, y esta vez se trata de MILES, una disquería emblemática de la ciudad, prima hermana que vive pegadita, casi intrusa, en este patio.

Señal del destino que aquí debo estar, desde Miles llega el sonido puro e inconfundible de las hermosas Taradas con su reluciente “Son y se Hacen”. No podría pedir mejor compañía durante la espera.

Sheldon es uno de esos lugares que está muy bien para ir con quien sea porque tiene plasticidad. Un vermouth con las chicas o una velada romántica, una charla amena o una rica cena. El lugar es bonito por donde se lo mire, y cumple con los requisitos que exigimos para aceptarlo en el listado que llevo en la GuíaT, y que uso cuando no sé a dónde disparar: el ambiente es relajado, imposible no sentirse cómodo y a gusto, la carta es amable, la barra es buena, descontando el patio y Miles, que le dan un tinte especial.

El trueque de destino salió bien, y la lista se sigue agrandando.  

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