domingo, 21 de julio de 2013

Rock and Roll - Jesús & Cleopatra + Excursiones Polares en el Malibú



Si sacara fotos, si pudiera con una cámara decir con imágenes un momento, estaría ahora arrodillada entre los casilleros que son el piso de El Especial tirando disparos a Jesús & Cleopatra. No, no están tocando todavía, para eso falta. Están sentados delante de la batería, al borde del escenario. Charlando, distraídos, músicos haciendo de personas. Por eso me gustan, también.

El Malibú es tardero, tengo tiempo de ir por una birra, sentarme al fondo y mirarlos a todos, con curiosidad y detenimiento. Fanáticos del under, sobrevivientes de un miércoles gris, esperando con calma el rock climático de Jesús & Cleopatra. Que empiece el show.

Izquierda-derecha, cada uno ataca por un flanco, se cruzan las correas y de espaldas ajustan las perillas hasta que por fin. Se sintió bien el rito de iniciación, preparados para la ceremonia, con baterista lista para marcar el tempo vibrante de “Tren que pasa”.

Bajo + batería + guitarra, formación básica para una banda de rock que esta noche vino a romper el molde y dar más de lo que aparenta. A veces, el secreto está en entender que lo bueno tiene una receta sencilla. Canciones que van fluyendo sin detenerse, generando una atmósfera algo siniestra y oscura. Suenan bien, intensos y seductores. Un clima denso, de rock blusero envuelve y levanta, eso es lo que pasa cuando toca Jesús & Cleopatra.

Es el turno de Excursiones Polares. Banda que llega del sur, traen su rock desde Bernal y lo despliegan con total desfachatez sobre el escenario de El Especial. “Hay un río”, Roy se despacha con unos movimientos rítmicos irresistibles, se prende fuego mi cabeza y el lugar. Boogie, blues, western ¿qué más van a dar? Canciones nuevas, lo anuncian felices, las tocan con ganas. “Con ímpetu”, se alientan entre ellos, aunque no haga falta. Siguen en la misma línea del rock retro, les sale de lujo.  

Fieles al sonido de sus discos editados, en vivo son prolijos y no esquivan detalles. Cuatro cuerdas, teclado y batería, doblan en cantidad sin perder por eso intensidad y buen clima. Su sonido de rock setentista encandila, no hay distorsión y sin embargo la intensidad es absoluta. Viaje por canciones que reviven el rock de antaño, lo transforman para hacerlo propio y eso se vibra en la punta de los pies, que no se quedan quietos.  

Termina otra edición del Malibú, esta vez se presentaron bandas que hacen de lo clásico lo bueno, el rock en el sonido de canciones acertadas y certeras. 

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