miércoles, 16 de octubre de 2013

Las Taradas de mi vida!

*foto gentileza de Natalia Tarullo Fotografía

Como cuando se abren las compuertas y los cautivos recuperan su libertad, con los cachetes rojos y el corazón gigante salimos a la calle a tomar aire y el bondi de vuelta a casa. Es jueves, bueno, al menos lo era cuando entré acá. Aunque la sensación sea de sábado. Camino las cuadras que separan al CAFF de Corrientes, y en una bocacalle pesco de oído una conversación entre ajenos que se repite igual que la última vez que fui a ver un show de Las Taradas. Uno le dice a otros que la chica de la guitarra tocó zarpado, y casi no habló, que es una genia. Están hablando de Lucía de Paco, la virtuosísima guitarrista que encarna Lucy Patané. Claro que lo que Lucy hace con las cuerdas es cuanto menos para sacarse el sombrero y aplaudir hasta que duela. Pero ninguna tarada se queda atrás.

En una equitativa medialuna, cada artista da lo suyo, y el equilibrio que se genera en el septeto es admirable. Calidad musical de la ostia. El contrabajo, en los dedos de Encarnación de Los Males (Lu Martínez), marca el ritmo constante, pero la prestancia es sin dudas el resultado del verdadero trabajo en equipo. Las Taradas saben lo que hacen, saben hacerlo de manera majestuosa, pero lo que más saben es divertirse. Y ese es el puente por el que canalizan su recital. 

Voy rebobinando mentalmente, y trato de pensar en qué andábamos antes de que se arme un caluroso baile adelante del escenario, de que Las Taradas y los tarados de su vida saluden todos juntos, antes de que Pángaro soliloquee como suele hacerlo, antes de que se ceben tocando unas cumbitas y yo sienta que  el cielo está en una canción bien interpretada, antes de que Lucio Mantel y Maricarmen Montenegro (Melisa Muñiz) canten a dúo y viajen en el tiempo, antes de que el maestro Mariano Gianni tire magia en el piano, antes de que Juan Pablo de Mendoza coopere para que el sonido estalle y Daniel Mayor no se quede atrás. Antes de todo eso, el CAFF está que estalla, la noche calurosa y estrellada, la cerveza agotada y la promesa de un reci inolvidable todavía no se cumplió. 

*foto gentileza de Natalia Tarullo Fotografía

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