lunes, 18 de noviembre de 2013

Como Alicia en su país


La noche de sábado está templada y amena. Muy parecida a “Cursi”, entonces. La luna reluce plateada, como si alguna celebración estuviera sucediéndose en su honor. Ivana Berenstein presenta EP y festeja su cumpleaños, todo en el mismo evento. La cita es después de la medianoche en Café Vinilo, y el escenario está preparado para recibirla como se merece. Hay corazones rojos colgando, peluches en cada pie de mic, luces tenues para el clima intimista y amigos y seguidores prestos a recibir a la cantautora y a Los Lunares.

 Estamos invitados a asistir al festejo, a aplaudir sus canciones que son pequeños universos, a disfrutar de la intensidad de su voz y de la suavidad de sus melodías. Su prestancia nos hace sentirnos parte, su contagiosa alegría nos llega. Conduce el show con gracia, pero nada le quita el foco a ese puñado de canciones que comparte de la manera más briosa. La lista va y viene entre el EP de presentación, “No te duermas”, “El hombre caja”, y algún tema inédito que se amalgama a la perfección.

Hay algo de barrera quebrada entre el escenario y las mesas que le da calidez al show. Los amigos invitados se suman para compartir el talento y las canciones, las intervenciones en “Protector en la espalda” agregan todavía más frescura al recital y la sala se transforma en ese mundo-Ivana donde todo es florido e intenso, donde el amor al panadero del barrio es tan cierto como andar miles de kilómetros hacia lo desconocido o bailar una danza de mosquitos.

Los Lunares la acompañan desplegando un profesionalismo que arranca aplausos. La batería de Fran Sardella está en cada detalle, Nicolás Nielsen tira magia a 6 cuerdas y el maestro Esteban Tereschuk mueve hilos invisibles desde el bajo. Ivana rasguea su criolla de la forma más grácil, su correa rosa de peluche es de nuevo una invitación a juegar su juego, a vivir ese cosmos paralelo. 

Como Alicia en su país, ella abre pequeñas puertas y regala en cada canción una llave para abrirlas y descubrirla, una pista para descifrarla. Quizás de eso se trate “Cursi”, una muestra más de ese universo musical que es exploración y misterio, donde la diversión es pauta y la melodía camino.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Noche azul, primavera y luz


Cada semana tiene su día de lujo. Ese en el que algo se sale de la agenda, y una noche fuera de la rutina puede salvarte por siete días. El ciclo “Analógico” tiene una propuesta inusual para estos tiempos: recordar cómo era la vida antes de la era digital. La tentación mató al hombre, dicen. Yo, que de todas las razas, pertenezco a la de los tentados, me dejo llevar por la grilla y asomo la nariz al lugar para ver de qué se trata la propuesta solista de Fideo. Las expectativas son altas, después de verlo haciendo maravillas en La Familia de Ukeleles, no espero menos.

Espacio37 está en pleno corazón de Palermo, así y todo, después de darle una vuelta a cada rincón, lo siento latiendo con otro ritmo. Tiene su olorcito a estreno todavía, se lo ve acogedor y prometedor. Habrá que estar atentos. Llega la hora, el show comienza. La distancia entre el músico y el público es casi nula, estamos tan cerca de Fideo que nos llega enseguida esa dulzura que destila. Sus temas son una caricia, tal y como me lo imaginé. Las letras de sus canciones son breves historias, suaves y pacíficas. Del amor y los amigos serenos, del mar y del sol. Lo acompaña Juan Nazar en guitarras, y todas esas cuerdas vibran de una forma encantadora, casi de ensoñación. Su camisa hawaina, sus shortcitos, sus zapatillas de lona. Estaremos acaso en una playa del caribe, y no nos dimos cuenta todavía. Estaremos, sin notarlo, viajando en el tiempo hasta la adolescencia más feliz de los jóvenes de antaño. Las expectativas se ríen en el balcón, sabían lo que Fideo traía. Será tiempo de escuchar algo nuevo para mí, porque a veces nos lleva años encontrar a nuestra nueva banda favorita.

La noche está encubriendo una tormenta. Las ventanas abiertas de par en par descubren un árbol que se agita nervioso. Los Tabaleros se acomodan. Llegan las criollas, el bombo legüero y la percusión. Llega el folklore, o lo más parecido a él. Yo me enamoro enseguida de la fuerza de las voces, del buen humor y me contagio fácil de esa cantidad de energía contenida en su sexy huaino. “¡Cómo tocan estos pibes!”, dicen los hombrecitos plateados que viven en mi cabeza. Trato de buscar algo objetivo para justificar mi fascinación. Alcanza cualquier canción de “Lolita” para ello. “El amor no existe”, “Bicicleta”, o la que dio inicio esta vez: “Mi amigo el rey”. Entre un tema y otro cuentan algo, hacen un chiste, se sinceran con el calor. Si yo supiera bailar una chacarera con dignidad, ni lo dudaría. “Jazmin del país” es una fiesta, el final llega anticipado y el bis con “Zorro” nos deja entre risas. Nota mental: buscar un tutorial de clases de danza folklórica, porque el 30 en el Lolita Fest no pienso quedarme sentada.

La primera fecha del ciclo se va, y se lleva dos shows distintos pero intensos. Me quedo con la tormenta por dentro, la de afuera resiste todavía. Pero la historia es siempre la misma, en algún momento, las dos se desatan.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Casi Casi en una nueva emisión!



otra emisión de los Casi Casi, otra noche de lunes llena de amor, canciones y fuego... vamoooo!

El huracán Tarado sigue arrasando


Noche de jueves, algo fresca pero con apariencia de buena anfitriona. Ir al nuevo Matienzo para alegrar el corazón con melodías féminas parece la vía de escape apropiada. Sin mesas ni sillas, el lugar acoge en toda su extensión. Lo interpreto como un presagio del baile que se está por armar, y me dispongo cómoda en el piso, al lado de una muchedumbre que contenta disfruta de la invitada al show.

Loli Molina está al frente, sola con su guitarra. Y pese a que los instrumentos y micrófonos ya están dispuestos para recibir a la orquestina de señoritas, a la cantautora que lleva dos discos editados el amplio escenario le calza justo. Entre canción y canción va contando la historia detrás de la letra, alguna anécdota, y así establece una conexión con el público que se deja llevar por su voz de sirena y esas melodías suaves y lúdicas que brotan de sus temas. “Primero hago las canciones del material de la tristeza”, anuncia. Pero más bien resulta como si uno estuviera naufragando en el río de sus armonías sensibles. Además de ilustre cantautora, Loli resulta una excelente seleccionadora de covers, y nos tiene a todos a puro canto desafinado con una de Ricky Martin. La despedida llega por el mismo lado con “Como lo unicornios” y “Fuiste” de Gilda. Con la sangre corriendo más acelerada, se despide dejándonos a punto caramelo.

Hace más de dos mil años que dicen que de las costillas del primer hombre nació la primera mujer. De las costillas, ni de arriba para que no sea más, ni de abajo para que no sea menos. De al lado, para que lo acompañe y ayude y de abajo del brazo para que la proteja. Pero yo me pregunto si ese gran hombre que decidió cosa semejante se habrá imaginado que todo eso iba alguna vez a derivar en el huracán que se desata cada vez que un puñado de simples mujeres se junta a tocar. Las Taradas suben al escenario, despuntan con “El Show del perro salchicha”, su versión de “Comin´home, baby” donde hay espacio y tiempo para que cada Tarada de prueba fehaciente de ser una maestra en lo suyo y agreguen ese derroche de sensualidad que son en “Bei mir bistu shein”. Para esta altura, estamos todos de pie, inmersos en un baile encendido y esa noche que del otro lado de la puerta es fresca, es un incendio adentro.

¿Se bancan un chachachá?”, desafía Maffia. El coro no se hace rogar y pepitín, pepitón. Se suman milicias a las filas Taradas, Señorita Carolina y Loli Molina acompañan en la velada. El escenario destella belleza y talento de punta a punta, se arma un trencito entre el público y seguimos obedientes la orden de agacharnos hasta el piso, como lo hacen ellas mismas. Y como si esto no alcanzara para describir el clima de jolgorio, basta que mencione que Encarnación de los Males revoleó su contrabajo por el aire, imagen que me llevo como una estampita para rezarle en mis días más grises y aburridos. “Que no, Que no” anuncia el final (nota mental: no olvidarse de colaborar con el proyecto de crowdfounding para el video!), pero la energía es tanta que exige un bis: “Cocaine Blues”. Pero no, con eso no basta. Un enganchadito en clave cumbia de “Perfidia” y “El Reloj” y con eso nos damos por hechos. El huracán Tarado dejó una tempestad de emociones a flor de piel. Secretamente, me uno al ruego desesperado y le pido al reloj que haga esta noche perpetua, porque noches como ésta sin dudas que lo valen. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Como en casa


El último día de la semana, ese en el que cuenta la leyenda que Dios descansó. El anterior a la oficina gris, al silencioso morir en la rutina. Sofar Sounds parece una salida de emergencia viable, y en el barrio de Caballito una casa de ventanas altas nos acoge amorosamente. La puntualidad es rigurosa, y nos deja una única alternativa: apoyar la oreja sobre la mirilla y dejar que la música de James Spaite nos llene el cuerpo de a poquito. Se escuchan los aplausos, llegan oleadas de risas y un ritmo suave que estimula. Su voz mansa, su guitarra dócil y sus canciones folkie ayudan para ir creando una imagen mental de la situación y el lugar.

Finalmente, las puertas se nos abren y es como entrar a la casa de un amigo. Se respira un clima de diversión serena, de templanza y vida estallando en los rincones. Hambre por la melodía, por compartir el sagrado ritual de la música en vivo, al alcance de la mano. No hay distancia entre Hyperpotamus y el público, esa es la intimidad que se propone Sofar y que hace de cada encuentro una comunión. Un chico que sea una orquesta completa en sí mismo. Un español que atraviese el viejo continente para aterrizar en Buenos Aires y loopear sonidos triangulando de la boca al mic al pedal. Un músico que se entregue en cuerpo, y acompañe la melodía de pies a cabeza. Un aplauso cálido, un agradecimiento sentido y la promesa de seguirlo.

El Plan de la Mariposa en plan madera, ese es su desafío y lo superan por mucho. La hermandad traspasa los límites de la sangre, y apenas si caben unos encimados sobre los otros para iniciar el concierto. Sonidos de mar y sal van inundando el lugar, la boca se nos llena del sabor a carcajadas, a aventuras desde la costa hasta la ciudad. Las canciones de “Brote” y “Trance habitante”, las canciones nuevas, todas se amalgaman estupendo para establecer una atmósfera de jolgorio que invita. Los chicos bailan, como si en eso estuviera el secreto. Su cadencia contagia, y  promediando el recital ya no quedan cuerpos quietos en el lugar. Y acompañamos a la mariposa con la cabeza, con los hombros, con lo que no desarticule el rompecabezas que formamos. Como si el cuerpo no pudiera faltar a la cita, este anti-domingo se lleva los oídos atiborrados de melodía y el cuerpo cargado de movimiento. Una alternativa diferente para sobrevivir en la ciudad.   

Las Taradas + Loli Molina = festín


Las Taradas salen a la cancha una vez más, esta vez se suma Loli Molina a la fecha
y Lupecinha piensa que la velada va a ser memorable


de paso cañazo, aquí el link para el proyecto de crowdfounding para su primer videoclip!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Baile de Salón


Es sábado y la noche llega como la calma después de la tormenta. Se hace tarde, pasan las primeras bandas pero el balcón me tiene hipnotizada. El Salón se ve un poco desértico, pero los que estamos vinimos decididos a pasarla bien. Sé que cruzaron la cordillera, y ese gesto libertador me obliga a acercarme hasta el escenario. El acto reflejo frente a los sonidos nuevos: emparentarlos a los conocidos, buscarles parecidos para poder asimilarlos. Categorizar, ingresarlo en alguna de las carpetas. Me veo tentada por mi instinto, pero desisto. Dejo a los expertos para que lo hagan, yo me quedo con las sensaciones que me recorren mientras Intimate Stranger toca en vivo. Esa calma contenida, ese equilibrio en la melodía. Tessie por momentos parece desplegar unas alas negras, imagen que se me hace ejemplificadora de su música. Dream-pop del lindo, tienen buena presencia en el escenario, se mueven seguros, y si bien la presentación es breve, alcanza para absorber la energía de la banda y sumarla a las filas de las favoritas.

Valentín y los Volcanes, y esa historia que se repite: nos piden que eliminemos la barrera imaginaria que nos separa de ellos, nos piden que bailemos. Lo hacemos, siempre tan público obediente. Me alcanzan los dedos de las manos para contar los temas que tocaron, pero no es que eso importe, porque la intensidad de una canción se mide en otra escala. Siempre tan bien dispuestos a divertirse, con un chiste al borde del mic, con un guiño para los que los siguen. Y así, anarquizados vamos de un lado al otro moviéndonos al ritmo, esperando que lleguen los rayos del verano mientras saludamos a la tormenta y huimos de algún cazador. Un tema nuevo se cuela en la lista, lo abrazamos como si ya lo conociéramos y mientras esta noche muere conmigo y todo parece terminado, una última canción viene a salvarme para siempre, después del rayo de la desilusión, ahí donde los despojos se hacen melodía y las valijas están cargadas de felicidad. Entonces, que Jo y los suyos estén encabezando esas filas no sorprende. 

la calma que trae y se lleva - All things must pass, George Harrison


el viento sopla
el junco se dobla
el río se agita
y todo, pasa

lunes, 4 de noviembre de 2013

Mateo de la Luna ao vivo en Casi Casi


hoy Mateo de la Luna en vivo en Casi Casi

dicen Lupecita va a dejar salir el fanatismo y les declarará su amor ao vivo

NO te lo pierdas!

Casi Casi a las 21hs www.radiotrash.com.ar